La Muerte de Beren y Lúthien
	Pero aun quedaba Carcharoth que causaba miedo y terror en la zona, porque el dolor que le causaba el silmaril en sus entrañas no tenía remedio. Beren comprendió que la búsqueda del silmaril aun no encontraba fin. Se organizo una compañía que iría a la caza del monstruo de Morgoth, y se llamó a todos en Doriath a que ayudaran en esta peligrosa hazaña. Huan el perro de Valinor estaba ahí, y Mablung, el mensajero que sobrevivió, y que era capitán de todas las fuerzas de Doriath también, y también Beleg, otro elfo soldado del rey, y el rey Thingol estaba también ahí. Y Beren también... Ahora Lúthien Tinuviel estaba triste, muy triste, pues apenas se habían casado, y ya veía a su amado alejarse de nuevo, para encontrarse con un monstruo que bien podía quitárselo para siempre. Ella estaba triste y no quería verlo partir, pero el, sabia que lo debía hacer, en parte también porque una gran responsabilidad por todos esos sucesos pesaba sobre él. Para Lúthien, la mañana que partieron adentrándose en los bosques, le pareció tan solo que el Sol era negro y estaba enfermo de tristeza también. Ellos encontraron al monstruo junto a una cascada del rió Esgalduin, donde Carcharoth se había detenido a tomar agua para mitigar el dolor que lo consumía, y el monstruo descansaba sin darse cuenta de ellos, mientras se acercaban y lo rodeaban. Beren estaba junto al rey, y de pronto vieron que Huan ya no estaba, y cuando se dieron cuenta, ya era muy tarde, pues el perro se había adelantado a ver al monstruo y atacarlo mientras dormía si era posible. Pero Carcharoth lo esquivó, y se lanzó para atacar al rey, entonces Beren lo intentó atacar con una lanza para defender a Thingol, y Carcharoth se movió a un lado y le mordió en el pecho. Huan salto en ese momento y llego donde el monstruo por detrás, y comenzaron a luchar, lobo y perro, mordiéndose el uno al otro. En el ladrido de Huan se oían los cuernos mismos de Orome el cazador y la ira de todos los valar, y en los aullidos de Carcharoth se oía el odio de Morgoth. Y el estruendo provocaba que las rocas cayeran de la cascada y se precipitaran sobre el rió. Huan hirió y mató a Carcharoth, pero también el fue herido mortalmente y el veneno entro en su organismo.
Thingol yacía hincado junto a Beren, pues el estaba malherido, y mientras eso pasaba, el fiel perro se acercó y habló por última vez: -Beren... yo ya estoy por morir, y aunque tu también estas malherido, no temas, que ni aun la muerte podrá separarte de tu amada Tinuviel, se fuerte y aguanta, espera... Beren no habló, pero apoyó su mano sobre el perro, mientras el mismo veía su vida pasar. Mablung y Beleg llegaron a ayudar, pero al ver lo que sucedía, dejaron sus armas. Mablung fue donde el lobo y le abrió el vientre, cayéndose entonces la mano, todavía entera, de Beren y dentro el silmaril que brillaba... y la mano de pronto desapareció, y el silmaril comenzó a alumbrar el espacio del bosque donde ellos estaban. Mablung lo recogió y lo deposito en la mano de Beren, quien se lo dio al rey diciendo: -Ahora, la hazaña ha sido realizada, y mi destino cumplido. Entonces cargaron a Beren, hijo de Barahir, y Huan a su lado, y los llevaron al centro del reino de Thingol mientras caía la noche. Lúthien Tinuviel fue a su encuentro, y al ver a Beren corrió y lo abrazó y besó, sabía que era muy tarde... -¡Beren! ¡Beren! te amo... espérame en el oeste, antes de que te tengas que ir para siempre de aquí, espérame... aun tengo que darte mi último adiós... espera por mi... Las lágrimas en el rostro de Lúthien eran muchas, y Beren tan solo abrió los ojos, le secó como pudo las lágrimas a su amada, y aun con tristeza, mirando al cielo... expiró. Y ahora, la oscuridad llenó el corazón de Lúthien Tinuviel, su tristeza era mucha y muy grande, como también nunca se había visto... su corazón entristecido también se apagó... poco a poco la tristeza la llevó a recostarse al lado de su amado ahora muerto, y en su tristeza, como los elfos solamente pueden morir, murió ella también.
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