Turambar y Níniel
Pero después de que los atacaron, y como Nienor ya veía y oía, al estar completamente asustada, corrió sin saber a donde iba y huyó llena de miedo. Aunque los orcos iban tras ella, el mismo miedo que sentía la hizo correr aún más rápido y los pudo perder. Ya que los elfos mataron a los orcos, ningún peligro la acechaba, pero aún así siguió corriendo perdida como estaba, y todas las ropas se le desgarraron hasta que terminó corriendo desnuda llena de miedo. Se adentró en el bosque y una fuerte tormenta comenzó a caer, ahí llegó a un pequeño monte sobre el que se recostó y se quedó dormida, sin querer saber ya nada más... Y ahí la encontró Túrin.

Desde que vivía con los hombres de Brethil, Túrin se había ya cambiado el nombre por Turambar, que en el lenguaje de los altos elfos quiere decir Amo del Destino. Le pidió a los hombres de los bosques que se olvidaran de lo que sabían de el y su pasado y lo tomaran como uno más de ellos. Sin embargo no dejó de ser quien era y al no poder soportar que los orcos alteraran la paz del lugar, comenzó a luchar de nuevo contra ellos, ya no con Gurthang, la cual guardó, sino con una lanza. Ahí Turambar convirtió el lugar en una zona de terror para los orcos.

Nienor huye por los bosques

 
Turambar había oido rumores de una compañía de orcos que andaba por ahí, asi que salió con varios hombres para darles caza. Cuando llegaron a Haudh-en-Elleth, se dieron cuenta de una pobre criatura que yacía ahí, como herida, bajo la tormenta, sobre el monte de Finduilas. Entonces la levantaron y Turambar la cubrió con una capa y se la llevaron a un lugar donde la alimentaron y la cuidaron.

Cuando ella vio a Turambar, se sintió confortada, como si hubiera encontrado algo que buscaba desde hace tiempo, pero sin saber que, por lo que no dejaba que Túrin se fuera lejos de ahí.

-¿Quién eres? - le preguntaba Turambar tiernamente, pero ella no sabía decir palabra y no contestaba... - Bueno, al menos dime de donde vienes, o porque te encontramos así en el monte bajo la lluvia... -y entonces Nienor se ponía a llorar al no saber que decir ni que contestar. -Tranquila, luego nos dirás. Mientras tanto, yo te daré un nombre: Níniel, la Dama de las Lágrimas.

Entonces Nienor Níniel sonrió y simplemente dijo -Níniel. -la primer palabra que pronunciaba desde que la oscuridad la envolvió. Ese fue el nombre que se le quedó desde entonces entre los hombres de Brethil.

Al día siguiente la llevaron a Amon Obel, y al pasar por unas cascadas del Teiglin llamadas Dimrost, la Escalera Lluviosa, muchos escalofríos comenzaron a llegarle a Níniel, por lo que desde entonces al lugar se le conoció como Nen Girith, las Aguas de Escalofríos. Ya para cuando llegaron a Amon Obel, Nínel estaba muy enferma y con altas fiebres. Las mujeres de Brethil la atendieron y la cuidaron y poco a poco le fueron enseñando el habla, como a una niña. Brandir la curó también a ella, aunque no pudo recordar nada hasta antes de que Turambar la encontrara. Brandir se enamoró de ella, pero el corazón de Níniel estaba completamente dedicado a Turambar.

Y como en ese tiempo dejaron de haber orcos por ahí, Turambar no salió a dar batalla, por lo que su corazón también se tornó a Níniel. Y entonces habló con ella:

-Níniel... ha pasado poco tiempo desde que nos conocemos, y sin embargo, he aprendido algo de ti.

-¿Qué es Turambar? ¿que tienes?

-Bueno... es solo que he encontrado que eres una persona muy hermosa, no solo exteriormente, sino que por dentro, eres una persona muy bella y ahora, me siento enamorado de ti...

-¿Lo dices en serio? - le preguntó Níniel escondiendo su alegría

-Si... ¿quisieras... ¿quisieras casarte conmigo?

Pero Níniel se quedó callada y le pidió tiempo. Ella también era amiga de Brandir, así que fue a hablar con el. Pero el le aconsejó que esperara, no por el mismo ni por su rivalidad con Turambar, si no por seguridad de Níniel. -Siento que hay algo con el que no está bien... ¿no sabes que el es Túrin hijo de Húrin? -pero se quedó callada ante estas palabras que no significaban nada para ella, aunque una especie de sombra ocultaba su mente.

A los tres años Turambar volvió a hablar con Níniel.

-Níniel, debo hablar contigo, de nuevo...

-Dime Turambar -ella sentía saber de que se trataba, pero no podía estar segura. En los tres años que pasaron, se había enamorado más de él, y él de ella.

-Pues que la espera ya fue muy larga. Tres años pasaron sin que me dijeras nada de lo que te propuse... ahora vengo a proponertelo de nuevo, como si fuera la primera vez. Contéstame ahora, ¿no ves cuánto te quiero?

-Lo veo pero...

-Pues dime entonces, sí o no, ¿te casarías conmigo? Dime sí para casarme contigo, o dime no para irme a la guerra de una vez.

Níniel le sonrió y simplemente le dijo: -Pero, yo te quiero a ti también... Si

Así, en verano, Turambar y Níniel se casaron en el bosque de Brethil, y los hombres del bosque hicieron una gran fiesta en su honor y por muchos días, la alegría no dejó los corazones de ellos, mucho menos los de Turambar y Níniel.
 
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